lunes, 18 de mayo de 2015

Modelos de ciudades, un debate municipal

Para el despistadillo que no se haya enterado, resulta que en breve España va a estar sacudida por una ola electoral empezando por las elecciones municipales. Lo que peor llevo del debate municipal, es que si la política española suele estar llena de "lugares comunes" y "sabiduría convencional", la política española municipal no es que esté llena, si no que está sobresaturada de esas "perlas de sabiduría" para bobos y que gracias a ello están destrozando uno de los mayores activos de nuestro país: Nuestra calidad de vida. Ha llegado la hora de pensar en nuestras ciudades y dejar de plantearnos las municipales como una simple precampaña electoral. Esta vez respondamos a un par de preguntas vitales: ¿Qué modelos de ciudades deseamos tener? Más aún: ¿Qué es lo que hace que una ciudad funcione?

En efecto, de vez en cuando nos salen bien las cosas, aunque tengamos que pagarlas a tocateja (Madrid Río)






Y es que todos decimos que España es "un buen lugar para vivir y un mal lugar para trabajar", y ese tópico es cierto hasta cierto punto, pero luego nadie se para a analizar y pensar por qué esto es así. Pues bien, España es un lugar cojonudo para vivir, ante todo y sobre todo por sus ciudades. Más concretamente, por el urbanismo tradicional español. Pero todas las propuestas municipales y la mente enjambre de nuestros políticos (y buena parte de nuestro electorado y vecinos) parecen haberse propuesto destrozar todas y cada una de las cosas que hacen que vivir en España sea algo cojonudo, todo sea por convertir nuestras metrópolis en lugares "tranquilos", "verdes" y "modernos". Sirva este artículo para parar esta locura, por el amor de todo lo que hace que merezca la pena vivir.

¿A qué me refiero con "urbanismo tradicional español"? Bien, me refiero a que el nuestro es el país del mundo con más ascensores per cápita ¿Adivinan por qué? Vayan a cualquier pueblo español como tal y notarán que a pesar de que los latifundios y las aldeas existen, en cuanto nos juntamos más de un par de personas lo suyo es apiñar las casas. Este instinto, que antiguamente nacía de la necesidad de protección frente a bandidos y lobos, hoy en día se traduce en ciudades más densas y por lo tanto, más eficientes: Más fáciles de limpiar, más baratas de mantener, y por qué no decirlo, mucho más fáciles de disfrutar, que la vida sabe mejor no ya cuando puedes ir en bici, si no cuando puedes llegar andando a cualquier parte, pongamos, a tomarte una caña al bar con tus amigos. A día de hoy a todos los "nuevos urbanistas" se les llena la boca con términos como"urbanismo densificado" y "ciudades eficientes" pero ya por aquel entonces construíamos siguiendo esas pautas. Cuando nuestros pueblos evolucionaron hacia ciudades, estas siguieron ese mismo esquema, de ahí la densidad de ascensores patria y de ahí el "como en España no se vive en ningún sitio".

Hasta que llegó la democracia, y con ella, el municipalismo de chichinabo y... los lugares comunes, alimentados por la demagogia y el "vecinismo" más populista y bobalicón. Las ciudades ahora tienen que ser "ecológicas", "tranquilas" y "modernas". Es decir, que poco a poco, las estamos transformando en una puta mierda.

Arriba, Mordor Citerior. Mucho más bonito desde el aire que a pie de calle, se lo aseguro (Sanchinarro)

Porque lo "ecológico" es tener jardines inmensos regados a tocateja con agua que, al contrario de lo que ocurre con los campos de golf, puede ser potable (o no) y con avenidas amplias inmensas de proporciones absurdas e inabarcables (al loro a esas calles de ¡Cuatro carriles por sentido! de Sanchinarro) que te fuerzan a coger el coche hasta para ir a comprar una barra de pan a la calle de enfrente. Eso sí, verás cosas muy verdes y muchas plantitas muy monas mientras conduces tu automóvil para ir a comprar dicha barra de pan. Oh, sí, "ecologismo" a base de hacer las ciudades más extensas. Ecologismo para tontos, vaya.

Lo "moderno" por supuesto, es vivir en adosados como yanquis autistas, no vaya a ser que nos molesten nuestros vecinos. Ya se sabe que "moderno" es "estilo de vida anglosajón", es decir, antisocial hasta las trancas. Que oigan, me parece muy respetable que quien quiera vivir sólo, lo haga, que tener vecinos puede ser un coñazo y para gustos los colores. Pero luego resulta que nos da pena que se esté perdiendo la vida de barrio y la vida vecinal y nadie se explica por qué eso de la modernidad fomenta el aislamiento ¡Quién nos iba a decir que construir chalets adosados para vivir aislado de tus vecinos impide que se forme nada parecido a un barrio o comunidad vecinal ¡Qué sorpresa más grande! Para mayor "modernidad", no se olviden por favor de poner rotondas de hormigón con monumento absurdo en el centro, y por supuesto, de declarar zonas aleatorias de la ciudad como "tecnológicas" para luego no dar ni la más mínima facilidad legal para que se instalen empresas en dichas zonas, no hablemos ya de invertir en I+D: Si hemos escrito "tecnológica" en el mapa de la ciudad y hemos plantado un edificio acristalado ahí, la tecnología va a brotar por sí misma por verbigracia del espíritu santo ¡Claro que sí! ¡Modernidad! ¡Modernidad a chorros! ¡Modernidad por decreto ley!

¿Dónde está tu Dios ahora? ¿DÓNDE? (en Boadilla del Monte seguro que no)
Ah, y nos encanta tapear. Por supuesto. Antes muerto que sin mi caña, eso sí que es "lo que nos une" y no la rojigualda. Pero las zonas de copas ¡Ay el ruido que meten! ¡Habíamos quedado en que las ciudades tienen que ser "tranquilas"! Mejor hagan la vida imposible a los bares para que cierren, y dejen de expedir licencias para tener música en directo (aunque si eres un Zara o Bershka eso de la ley de ruidos es de aplicación relativa). O mejor aún: construyan nuevos barrios sin bajos comerciales, para que así directamente nadie pueda "molestar": todo el mundo al comprar al centro comercial y que se muera el comercio de proximidad. Y bueno, así las calles estarán muertas como un cementerio bruselense a las ocho de la tarde, pero eso no quita votos y lo otro sí. Y como Madrid además es una ciudad que no duerme, impongan leyes de horarios draconianas absurdas para perder la única cosa que diferencia a nuestra ciudad del resto del ancho mundo. Es lo que tiene no viajar: Que tomas como normal o de poco valor cosas excepcionales pero cercanas, como la vida nocturna de la capital. Eso sí, luego diga delante de las cámaras "Madrid is fun" y confíe en que no le parta un rayo, señora ex-aclaldesa.

Pero ya basta de negatividad ¿Cómo podríamos cambiar esto? ¿Que otra alternativa de ciudad podríamos proponer? Básicamente, intentaría hacer todo lo contrario al anterior paradigma que ha asolado España. Ciudades divertidas antes que tranquilas, tradicionales antes que falsamente modernas (sin convertirnos en tecnófobos luditas, ni mucho menos) y ecológicas pero de verdad, es decir, densas.

Arriba, una ciudad extremadamente densa y para nada hostil ni contaminada (Granada)

Para empezar, apostaría por el urbanismo vertical, llegando incluso a recurrir a los oh, ah, malvados rascacielos en las grandes ciudades. Hete aquí otro topicazo y "lugar común "que los españolitos nos tragamos sin más: El de que los rascacielos son el paradigma de la "especulación inmobiliaria". cuando la realidad es justo la contraria. El urbanismo horizontal de hordas de chalets adosados esparramándose por el horizonte es el más especulativo que existe. A menos terreno se emplee en la construcción (urbanismo vertical, léase, rascacielos o edificios de muchas plantas), menos demanda habrá de suelo y por lo tanto, más bajos los precios del mismo, menos dinero harán los terratenientes y propietarios de parcelas, y más metros útiles de vivienda tendrá el ciudadano de a pie a su disposición. Amén de que los rascacielos tienden a ser edificios más ecológicos que los apartamentos convencionales, no hablemos ya de los adosados, llegando a formar verdaderas obras de ingeniería al servicio del desarrollo sostenible real: Si quieren conseguir un objetivo tan ambicioso como la preservación del planeta, hay que mirar más allá del huerto urbano y pensar a lo grande, señores.

La siguiente política a seguir sería combatir eso de "la tranqulidad". Honestamente, la política que han seguido Gallardón y Ana Botella, destinada a convertir todos y cada uno de los barrios de Madrid en una ciudad dormitorio para satisfacer las demandas más peregrinas de toda asociación de vecinos habida y por haber, me parece aberrante e imperdonable, y uno de los mayores atentados a la vida de la ciudad jamás concebidos. Hay que ver la noche madrileña como lo que es: Un valor añadido de la ciudad. Hay que dar facilidades a los locales de copas, expedir licencias de conciertos, y relajar normativas de ruido. O incluso -gasp- ayudar con el tema del aislamiento acústico. Y por supuesto, informar a todo aquel que se muda a un sitio del nivel medio de ruidos del mismo, para que así nadie te salga luego con que no sabía a lo que venía, que nos conocemos, oh, vecinos de Cuatro Vientos indignados porque alguien puso el aeropuerto más antiguo de España a traición al lado de sus casas, ejem.

Y por supuesto, queda la última pata: eso de "la modernidad". Miren, no me vengan diciendo que quieren una ciudad "moderna" para luego coger y orientarla completamente hacia el turismo, que es el procedimiento estándar de nuestros alcaldes patrios. Poca modernidad veo yo ahí, y sí mucho "lugar común" de "lo que sabe todo el mundo". Si queremos hacer una ciudad moderna no podemos seguir dependiendo de la historia y el patrimonio para su crecimiento económico y seguir apostando por el modelo "hoteles y tapas", por mucho que a uno le encante la historia. Es cierto que la gran reforma pendiente de nuestro país es la de las PYMES y que esta depende del estado central, no de los ayuntamientos, pero estos pueden hacer por configurar una ciudad más receptiva para las mismas: invirtiendo en infraestructura industrial, diseñando los campus universitarios con el mundo empresarial en mente (que el ejecutivo y el científico beban en el mismo bar, que verán que cosas salen de ahí) y sobre todo, dejando de apostar todas las ciudades españoles por el mismo modelo económico, dejando que cada una encuentre su propio nicho industrial y de mercado, en vez de aspirar al mínimo denominador común de "ciudad turística y moderna y tecnología así en genérico". Que Barcelona sea Nueva York y que Valencia sea Barcelona si así lo desean, yo prefiero que Madrid sea Madrid.

Y en el caso concreto de mi ciudad, yo lo tengo claro: Tenemos una de las mayores proporciones de universitario per cápita, y somos un centro de sede de empresas debido a nuestra condición de capital. Hagamos pues que esta sea una gran ciudad donde estudiar y donde asentar la sede de tus empresas multinacionales. Consideremos a nuestras Universidades como una pieza estratégica clave en el diseño urbano, invirtiendo en estas y sus aledaños, y hagamos que el oficinista medio prefiera vivir en Madrid antes que en otras capitales, creando una ciudad donde para ir a trabajar tan sólo haya que que cruzar la calle en vez de tener que chuparse un conmuting horrible de una hora diaria como le toca sufrir en Londres al currito medio. Una vez más: Un modelo de ciudad definido más allá de los tópicos y el urbanismo de alta densidad nos dará la respuesta, no los "lugares comunes" ni los adosaditos del infierno.

Arriba, eso de la modernidad, pero bien entendida (Rotterdam)

Y sí, reconozco que mi visión no tiene por que ser necesariamente la correcta, ni tiene por qué funcionar para todas las ciudades de este ancho país (ni lo pretende). Pero estas elecciones municipales, hagamos por demandar un proyecto de ciudad, en vez de una lista de demandas vecinales regadas con un slogan político. Si  Madrid nos ha dado mucho ¿Qué menos podemos hacer que dar un poco de nuestro tiempo e intelecto a pensar en mejorarla? Porque no se engañen, hay un elemento imprescindible para lograr una mejor ciudad: Mejores ciudadanos. Mejores votantes. Mejores madrileños. Y eso, señores, no hay Madrid Rio que lo pague, así que pongámonos a ello (y escribid vuestras sugerencias en los comentarios!).

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