viernes, 20 de noviembre de 2015

Es la guerra

Para el despistadillo que no se haya coscado, estamos en guerra. No se engañen, llevábamos ya mucho tiempo metidos en ella, pero atentados como el de París nos lo han vuelto a recordar de la manera más cruda. Y nótese que cuando uso el plural, ese "estamos", ese "nosotros", no me refiero únicamente a, pongamos, los europeos o los americanos. Los sirios, los libaneses, los somalíes, los indonesios y los nigerianos  han tenido su buena ración de horror y bajas en una guerra que, como decía el Papa, es la tercera guerra mundial. A cámara lenta y por episodios rollo Netflix, pero tan mundial como las de antaño.



Arriba, maniobras de diálogo intercultural



Los motivos de este último ataque son más claros que el agua. que si alguna ventaja tiene eso de tener por enemigo al ISIS es que no dejan lugar para sutilezas ni paños calientes ni medias tintas ni elucubraciones intelectuales: "¡Esto es por Siria!"gritaba el comando que cometió la masacre de Bataclan. Bueno, pues si usted lo dice, señor terrorista majareta, no voy yo a contradecirle. Vale, no les gusta que occidente se involucre en ninguno de los conflictos de Oriente Medio, ni en aquellas guerras percibidas como claramente injustas como la de Irak, ni en otros conflictos de moralidad mucho más gris y situación compleja como la guerra civil Siria. Y punto pelota. Retiremos la paja ideológica y la retórica hueca de guerras santas y choques de civilizaciones para así ver las cosas con más claridad. Y lo único que queda es geopolítica pura y dura. El ISIS, o mejor dicho, quien mueve y financia al ISIS, quiere a los intereses occidentales fuera de la guerra civil siria, fuera de la política del Líbano, y fuera de la política de Nigeria. De ahí los atentados con los que han castigado a todos esos países, y ahora, a Francia.

El ejecutor de dicho castigo, el ISIS, usa la estrategia y lógica propias de la guerra asimétrica, punto por punto. Dicha estrategia es clavada a la que siguió con éxito el movimiento de liberación argelino y tantos otros: Golpea a los civiles del país que te invade y / o mangonea, y tarde temprano te dejarán en paz, porque su opinión pública se pondrá en contra y acabarán por concluír que prefieren vivir tranquilos antes que defender sus intereses. No, no puedes ganarles en el campo de batalla así que mata a sus madres y sus hijos y sus colegas en el bar y ya verás cómo se dedican a otra cosa.

Llegados a este punto, es cuando el progresista sonríe satisfecho y asiente con aquiescencia: ¡Para qué nos metemos en esos líos extranjeros, con lo bien que estamos ocupándose de nuestras cosas! ¡Si tan sólo nos quedáramos en nuestras casas en vez de importunar en casa ajena, no nos pasarían estas desgracias! Bien, es aquí donde esa feliz narrativa, que tanto se aproxima peligrosamente al "si nos pasa algo será que algo hemos hecho", se va al carajo. Porque verán, resulta que el ISIS, a pesar de haber nacido como consecuencia de la desastrosa intervención occidental en Irak, no es una fuerza 100% nativa de los territorios sobre los que actúan, tal y como atestiguará cualquier refugiado sirio que huya de ellos (¿no habíamos quedado en que el ISIS era iraquí?) o los malinenses que vieron cómo los yihadistas saqueaban Tombuctú. El ISIS y sus afiliados también están jugando en casa ajena y metiendo las narices en donde no les llaman. Es ahí, donde mi análisis diverge del de la izquierda europea: No nos enfrentamos a una resistencia anticolonial de tintes religiosos, si no frente a otra fuerza colonial invasora, mil veces peor que cualquier Estados Unidos o Rusia. Les recuerdo que el principal enemigo de los imperios no eran los nativos, si no otros imperios, tan saqueadores y rapaces como el que más. Y como es el caso, mucho peores que aquellos a los que desean suplantar. No es un mero "vete de aquí". Es un "quítate tú pa ponerme yo",  frase que nos sonará mucho a los españoles.

La hija de Adel Termos, un héroe libanés que salvó a más de cien personas al saltar sobre un terrorista suicida y que, suponemos, tiene la entrada prohibida a varios países de la UE
Lo que tenemos aquí es a unos actores poderosos y sibilinos, los ricos petroestados de la península arábiga, forjándose su esfera de influencia a costa de destruir la esfera de influencia occidental, imperialismo mediante. Pero eso sí, sin ninguno de nuestros tapujos y complejos. Lo cual les permite no sólo recurrir a los cazabombarderos y la fuerza convencional cuando lo necesiten como hacen en Yemen; si no que además les otorga la libertad adicional de usar a herramientas como el ISIS para hacer su trabajo sucio y matar civiles cuando les plazca en aquellos países que son demasiado fuertes para el enfrentamiento directo. Lo cual nos lleva a una conclusión horrible: En el mundo globalizado actual, en esta extraña y líquida tercera guerra mundial, ser una sociedad próspera y liberal te hace ser más vulnerable y te resta capacidad militar y de influencia exterior, al contrario de lo que ha venido ocurriendo hasta ahora. Olvídense de drones autónomos disparando bombas guiadas por láser y de la CIA derrocando presidentes; desde un punto de vista estrictamente militar es una desventaja estratégica que no haya europeos viviendo en Arabia Saudí dispuestos a plantar bombas en Riad ¿Oh, qué es esa mirada de espanto en sus caras? ¿Les suena poco ético, quizás? Sigamos con las verdades incómodas: ¿Desde cuando la ética ganó una guerra?

Sigan, sigan horrorizándose y agarrando su collar de perlas mientras aguantan los vahídos, que parecen no enterarse todavía. Es una guerra ¿por qué siguen empeñados en reaccionar como si fuera otra cosa? ¿Por qué la derecha insiste en que es un problema de inmigración, fronteras y refugiados, como si el peruano que viene a España fuera a vengarse de la conquista de América fundando el Tupacamaru hispánico y no a ganarse la vida rompiéndose la espalda a trabajar por cuatro duros? Deliran. ¿Y qué decir de la izquierda, con su discurso santurrón digno de Chamberlain, del diálogo como panacea? ¿De querer tratar esto como un "conflicto social" y no como una puñetera guerra? ¿Condiciones de pobreza y "opresión" generando terrorismo, dicen? Dejen de autoengañarse con los lugares comunes y el falso discurso de la corrección política, dejen de ignorar a la realidad cuando esta contraría a su ideología. No son los oprimidos contra los opresores ni los débiles contra los poderosos, aunque nos guste esa narrativa social porque nos evita meternos en geopolítica.

Porque eso último que acabo de describir es la guerrilla, los insurgentes de toda la vida, de Siria, de Irak, y de tantos otros sitios. Pero esta nueva criatura es el ISIS. Y esto es la guerra, estúpido. Esto es el poderoso contra el poderoso, estúpido. Es la ideología como arma política, estúpido. Es la geopolítica y los intereses más descarnados, estúpido. Y tú tienes los tuyos, y el ISIS, y quien mueve los hilos del ISIS, los suyos. Y si crees que por renunciar a tus propios intereses, bajar la cabeza y y retirarte voluntariamente de la arena internacional estás defendiendo a los intereses de "los débiles", te equivocas de medio a medio. Al hacer eso, simplemente renuncias a tu influencia (y tu responsabilidad) voluntariamente para que el vacío lo ocupe otra fuerza como, pongamos, Arabia Saudí y el resto de los petroestados que financian al ISIS, alientan guerras civiles más allá de sus fronteras  y que créanme, tienen nulo interés en ver a una Siria laica, un Líbano estable o una Nigeria donde las niñas vayan al colegio. Sí, es cierto, occidente  también mangonea, asesina y proyecta su área de influencia, muchas veces por pura codicia, aunque para ello tengan (rectifico, tengamos) que achicharrar niños paquistaníes mediante drones o deponer presidentes en Ucrania. No, ninguna potencia tiene limpias sus manos, ni voy a exculpar las faltas propias recurriendo a las faltas ajenas, no me gusta ese tipo de discurso del "y tú más".

Pero verán. tampoco soy tan deshonesto como para hacer una falsa equivalencia y decir que el dron americano de puntería chusca y el camión lleno de niñas violadas y vendidas como cabras de Boko Haram son dos caras de la misma moneda. Ni tampoco soy tan necio como para seguir con la falsa equivalencia y decir que la guerra de Irak y, pongamos, esta guerra civil siria que tanto interés tiene el ISIS porque abandonemos, son la misma cosa o "el mismo error". Porque delirios imperiales a parte, la mayor parte de las veces la política internacional es movida no ya por la codicia, si no simplemente por el instinto de supervivencia y la necesidad de seguridad más básica. Porque en contra de lo que proclama esta especie de aislacionismo de nuevo cuño, ese bochornoso "ponerse de perfil" que ha abrazado nuestra clase política en pleno, resulta que a ti, chaval occidental, sí que te interesa muy mucho que Mali o el Líbano estén interpuestos entre tus barrios hipsters multiculturales y las teocracias medievales del golfo pérsico, por mucho que todo eso de la realpolitik te suene a cosa rancia, ajena, incómoda y vagamente imperialista. Que entre las guerras absurdas como la de Irak y la neutralidad militante de las potencias democráticas en nuestra guerra civil hay toda una gama de grises.

Si tan sólo no hubieran apoyado guerras injustas por el petróleo esto no les hubiera pasado a los nigerianos, claro que sí

Pero si crees que vas a sobrevivir simplemente yendo a tu rollo sin "molestar a nadie", sin dignarte a ensuciarte las manos en el fango de la geopolitica, sin consolidar áreas de influencia, sin instalar aliados, sin defender tus intereses e ideales, sin elegir el siempre difícil y confuso "mal menor" en vez de dejar que todo "se arregle por sí mismo" al estilo Rajoy, estás a punto de descubrir lo que pasa cuando son "otros" los que juegan a la geopolítica porque tú has renunciado a ella. Y no te va a gustar una mierda lo que vas a aprender de esta guerra venidera. Porque no olvides ni por un momento de que esto es la guerra, y por lo tanto, la continuación de la política por otros medios, que decía Von Clausewitz. Y si no quieres hacer política, si tu única pretensión es "no molestar", tranquilo que los señores del turbante y la barba de Riad (que desgraciadamente no son a los que están bombardeando ahora en Raqqa) tienen muchas ideas sobre política que estarán encantados no sólo de aplicar en sus países de origen, si no de exportarla a los de al lado como ya han empezado a hacer en Yemen a bombazo limpio, o en Omán con sus tanques.

Así es como funciona la guerra, y así es como funciona el mundo. Y créeme que al mundo le importa una mierda que te apetezca jugar a este juego o no. Tan sólo le importa si sabemos jugar bien a él.

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