jueves, 8 de septiembre de 2016

Otros 6 tipos de hombres con los que en realidad tampoco quieres salir

Por aclamación popular, y porque me dejé a muchas criaturas en el tintero, aquí viene la continuación de la saga. Después de los 5 tipos de hombres con los que en realidad no quieres salir, aquí llegan otros 6 tipos de hombres con los que en realidad tampoco quieres salir. ¡A disfrutarlo con salud y unas risas!





El hombre remolque


¡Está a puntísimo de superarlo gracias a tu ayuda! ¡Ya lo verás!
Hábitats: Seminarios de pedagogía moderna, clases de yoga, la pubertad, la crisis de los cuarenta
Frase: "Te juro que juraré cambiar por tí. No, no puedo repetir la frase"

En un principio parecía un buen tipo. Hay quien incluso dirá, que un gran tipo. En cualquier caso, era un tipo muy, muy atractivo, en el sentido estricto de la palabra. Una vez empiezas a salir con él, descubres que debajo de esa fachada encantadora e impostada que nos ponemos todos cuando ligamos, existía un humano de verdad con sus defectos y vulnerabilidades. Y eso es bueno ¿no? Quiero decir, el hombre perfecto no existe, y este no era una excepción. Tenía sus defectos, pero también tenía, bueno, ya sabes, problemas. Pero problemas los tenemos todos ¿no? Y nos hacen reales, y en el caso del hombre remolque, le hacen más atractivo y humano si cabe. Y no pasa nada por echarle una mano con ellos. Eso es lo que se supone que hacen las parejas ¿no? Ayudarse y apoyarse mutuamente. Uops. Espera ¿Cuál era esa palabra al final de la anterior frase? ¿Lo de mutuanosequé? Bienvenida al hombre remolque, disfrute de su estancia. Y es que el hombre remolque es alguien que más que ir contigo en la vida, es alguien a quien llevas contigo en tu vida, como quien lleva una maleta de viaje o un remolque atado a la espalda. Lo arrastras, tirando de él por todas partes... ¡Pero es por una buena causa! El pobre está atravesando por una mala racha desde el día en el que nació, o tiene algún problema y cuestión existencial que, una vez la supere, cielo, cariño, amor, dulzura mía, una vez pase, una vez le ayudes a superarlo, el buen karma invertido te será devuelto en forma de una relación amorosa fantabulosa y mágica que... que nunca va a materializarse porque verán, esa no ha sido nunca su intención. El hombre remolque no quiere enfrentarse a sus problemas vitales con tu ayuda. La idea es justo la contraria. Quiere una tirita que le permita vivir lo más cómodamente posible para así, no tener que hacer frente a dichos problemas, nunca jamás. Y lo siento mucho, pero esa tirita eres tú, su pareja. Y ¿saben qué? Lo más triste de todo es que para algunas parejas, esa es una proposición atractiva. Un negocio redondo en el que ambos ganan: Él puede postergar eso de crecer como persona hasta el infinito, y a algunas mujeres les agrada adoptar ese rol de cuidar de un pobre desvalido al que la vida trata injustamente, que además, cambiará por ella un día de estos. O una semana. O un año. O nunca. Da igual el sabor que escojas para el hombre remolque, el problema es el mismo en cualquiera de sus dos modelos disponibles: "malote al que la sociedad no entiende" (especial adolescencia) y "buen tipo en el fondo, pero en eterna mala racha" (crisis de los cuarenta), ambos proveen de relaciones que suelen ser castillos construidos sobre cimientos de barro, léase, el chute de ego que supone "salvar" a otros, y la jeta huevona del tipo en cuestión. Tarde o temprano, uno de los dos acaba por flaquear y entonces... bueno, digamos que la maleta remolque va a ser abandonada en un aeropuerto, junto con una pila de años perdidos. Pero siendo honestos, quizás eso sea lo mejor para ambas partes.

Mr Freeze, alias "quien se quede pillado primero, pierde"

Ya te llamaré yo si eso. O no.
Frase: "Bueno, no hay nada raro en que una amiga te acompañe al funeral de tu abuelo y luego folle salvajemente contigo durante tres horas. Es lo que hacen los amigos, lo normal, vamos. No veas en esto algo más de lo que es"

Hábitats: Tinder, OKCupid, Adoptauntio, Facebook

De un tiempo a esta parte, ligar se ha vuelto una mierda. Mayormente, se ha vuelto una mierda por la una actitud de mierda copiada de (cómo no) la sociedad yanqui. Dicha actitud consiste en tratar eso del amor y el ligoteo como un juego de poder y competición social, en vez de ser un proceso de crecimiento y descubrimiento personal. Y es que como buena sociedad darwinista que son, los americanos consideran que lo que importa en esta vida es, ante todo y sobre todo, tu posición en la jerarquía social. Y nosotros los españoles, como buena sociedad de borregos con ganas de contemporizar que somos, hemos adoptado esa actitud con la fé radical del converso, alumbrando a este tipo de hombre. Mr. Freeze es muy consciente de que quedarse enamorado de alguien es algo que te deja en una posición de vulnerabilidad, ya que el amor significa -gasp- depender emocionalmente de otra persona. Y eso es debilidad, una debilidad que no te puedes permitir porque aquí todos somos fuertes e independientes y recios individualistas y lo que importa es ascender en la escala social y el juego del poder. Y claro, tú no puedes jugar a ese juego si luego vas a darle a alguien "ventajas" como, pongamos, tu adoración completa o tu entrega. Así pues, Mr. Freeze se recubre de hielo y pasará a considerar la búsqueda de pareja como un mero juego de poder y estrategia calculada al milímetro. No en vano, la primera persona en dejar caer su fachada y reconocer que le gusta el otro, perderá esa ventaja para negociar los contratos afectivos. Ligar se convierte pues, en una suerte de papel de teatro del método mezclado con una negociación pesetera perpetua. Si finalmente no se llega a producir el deshielo, Mr. Freeze irá llenando el mundo de decenas de relaciones inacabadas y superficiales, eternamente atascadas en el "modo primera cita" a pesar de durar años, y tan yermas como cualquier paisaje helado. Y es que mucho me temo que a base de Mr. Freeze, hemos hecho de este un mundo muy, muy frío.


Tocón de gimnasio
Arriba, Kant y Aristófanes
Frase: "¡BOH COMO CHANA PRIMOH!"
Hábitats: Gimnasios de crossfit, afterhours, el plató de "Hombres, mujeres y viceversa"

Verán señoritas, no pasa nada por querer tirarse un yogurín. Es sano, natural, digestivo, lo recomiendan nueve de cada diez  médicos. Echarse un polvo tremendo con un miembro buenorro del sexo por el que te veas atraída debería ser un derecho constitucional, no motivo de vergüenza y oprobio. Celebro a más no poder que las mujeres se hayan subido al carro del sexo sin remordimientos ni complejos, que los hombres somos los primeros beneficiados de ello. Pero no se engañen, por amor de Dios: esto es lo que hay y nada, repito, nada más que eso. El tocón de gimnasio tiene un cuerpo espectacular, producto de un machaque intensivo en el gimnasio. No es un tío que simplemente "esté bueno", es que vive por y para estar tó buenorro, y los resultados saltan a la vista, el tacto y  si me apuran, también el gusto. Pero no hay nada más que eso, en plan de, nada más. Esas oposiciones a bombero eternas a las que supuestamente está optando implica tirare 8 horas diarias en el gimnasio, y eso deja poco espacio para... bueno, para nada más. Cuando los tíos nos ligamos a un pibón descerebrado vamos a lo que vamos, y por lo general, procuramos no autoengañarnos: es lo que hay, poco jugo se le puede sacar. Un polvo es un polvo y bien está que así sea. El problema surge cuando se le intentan buscar los tres pies al gato al polvo en cuestión "¿Y si esconde algo más? ¿Y si detrás de su Seat León amarillo con pegatinas del Atletic y Pachito Móstoles se encuentra un espíritu gentil y tímido esperando a encontrar a la chica adecuada (tm) para abrirse?" (dígase con voz de anuncio de Telva). Porque sería la leche, sin duda. Tan la leche como que ese pendón desorejado de la discoteca se convirtiera en pizza tras un polvo, y más o menos algo igual de probable. Algunas mujeres aquejadas de una sobredosis de películas de Disney quieren creer que su particular tocón de gimnasio no es así,  él es diferente. Podría ser la pareja perfecta... si tan sólo fuera además romántico, atento, divertido, inteligente, sensible, cordial y bueno, en definitiva, si se le hiciera un transplante total de cerebro, ahí es na. Hasta que semejante milagro sea posible, recomendamos moderación en el consumo de yogures y otros productos lácteos, por eso de que luego producen gases y otros problemas estomacales.


El dramático diletante
No es teatro, son sus EMOUSIONS
Frase: "A ver, te amo, pero no puedo decirte que te quiero ¿Entiendes, cariño? Y ahora, eeeehhmmm ¿Echamos un polvo?"
Hábitats: La postmodernidad en general

Con esto de la llegada del siglo XXI y la modificación de los roles de género, había quien, optimista, auguraba una nueva generación de hombres y mujeres renovados y mejorados. La idea  era que cada cual iría absorbiendo las cualidades del sexo opuesto sin miedo a ser juzgado por la sociedad: las mujeres serían cada vez más asertivas e independientes, los hombres más sensibles y dulces, y así. Lo que nadie se paró a pensar es que lo primero que se pegan son los defectos del otro, que las virtudes son cosas mucho más complicadas de copiar, dónde va a ir a parar. Hete aquí el hombre eternamente diletante. Este hombre ha adoptado un miedo que hasta ahora muchos creían propio de la condición femenina, pero qué va oigan: el miedo a significarse en las relaciones. Cantaba el poeta persa Rumi que debemos "alzar el estandarte del amor / cual leones del desierto". Bueno, pues verán, resulta que adoptar el rol de la musaraña terronera del desierto es muchísimo más fácil que el del león del desierto, pero de lejos oigan. Y como ahora no está tan mal visto eso de que los hombres mostremos debilidad... pues adelante con la debilidad calculada y deliberada. Y es que el dramático diletante no quiere una relación larga ni corta, ni monógama ni poliamorosa, ni seria ni libre, ni fría, ni caliente ni sí, ni no. El diletante lo que quiere es una barra libre de polvos y sobre todo, que anden detrás de él. Porque claro, mola tener polvos bajo demanda, mola tener arrumacos a la carta, pero decidir... ¡Buff, decidir es algo malísimo oigan! ¡Que eso te obliga a renunciar a algo (normalmente, a una pareja o varias) y echarle cojones a la vida! ¿Nos hemos vuelto locos o qué? Nah, mucho mejor seguir con la pose del miedo al compromiso o "a que me hagan daño", dónde va a parar. Luego se mezcla con un discurso de poliamor mal entendido, con largas peroratas sobre cómo es imposible "definir lo que sientes" (no vaya a ser que te signifiques y que lo siguiente que tengas que definir es el tipo de relación que tienes, válgame Dios) y ya tienes la fórmula perfecta para alargar hasta el infinito relaciones tan largas como tóxicas.


Mr. Doppelgänger
Todo como muy natural y creíble, sep
Hábitats: Tu hábitat
Frase:  "Yo no lo podría haber dicho mejor"

Para los que no estén versados en el folklore centroeuropeo, decir que el doppelgänger original es un monstruo mitológico alemán verdaderamente fascinante. Estas criaturas resultan terroríficas no porque tengan un aspecto demoníaco o apetito por la carne humana, si no porque simplemente, toman el aspecto de otros seres humanos para robarles su identidad y, en última instancia, su vida, suplantándolos por completo. Pero no teman señoritas: Mr. Doppelgänger no quiere robarle sus vidas. Se conforma con robarles un polvete o una relación romántica. Sin embargo, la táctica que usa para ello sigue siendo igual de aterradora que la de sus homónimos de fantasía. Y es que resulta que Mr. Doppelgänger no tiene forma definida. Mr. Doppelgänger es simplemente aquello que la chica que tienen en frente suya quiere que sea. ¿Te gusta el rol? Ellos son frikis de toda la vida. ¿Skater? Me acabo de apuntar a clases de patinaje. ¿Indie? Estoy construyendo un banjo artesanal y sólo bebo cerveza destilada por granjeros orgánicos del Katmandú. ¿Chica mala? Chico malísimo, tan canalla que los tatuajes me aparecen por el cuerpo de un día para otro como por ósmosis. Huelga decir que el señor Doppelgänger la mayor parte de las veces resulta ser hilarante, y que las conversaciones que se pueden tener con estos sujetos son de traca:
Ella: "Me encantan los animales"
Él: "¿En serio? Yo los ADORO"
Ella: "¿Ah sí? ¿Qué mascota tienes?"
Él: "Er, soy alérgio al pelo. Al pelo de las mascotas en general, digo. Por eso no tengo"
(silencio incómodo)
Sin embargo, los verdaderamente peligrosos son los doppelgänger expertos. Aquellos raros casos bendecidos por el don de, digamos, el argentinismo profesional (y azuzados por un vacío existencial brutal) que son capaces de poner en un brete el refrán español aquel de "se pilla antes a un mentiroso que a un cojo". Señores, hay cojos compitiendo en el los juegos paraolímpicos que corren más que tú y que yo. Los Mr. Doppelgänger serios de verdad son gente que remodelará su vida e identidad por completo en función de su pareja, capaces de hacer que la farsa aguante durante meses e incluso años. Refundará su círculo de amistades, descartando sin piedad a todo aquel que no encaje con su nuevo estilo de vida, estudiará con celo las aficiones de su amada y defenderá sus posturas e ideas con la fé del converso más fanática. Para cuando ella descubra el pastel y se de cuenta de que oye, que resulta que los seres humanos somos algo más que una etiqueta de estilo y una tribu urbana, el doppelgänger colapsará sobre sí mismo como una cáscara de huevo vacía, muchas veces sumiéndose en una depresión brutal. Normal por otra parte: al igual que pasa con el monstruo mitológico, es difícil que un doppelgänger logre sobrevivir mucho tiempo sin su huésped humano.

El sobreintelectual brasante



Hábitats: Foros de Internet, cafés literarios, blogger
Frase: "El Quijote es una obra muy sobrevalorada"

En esta vida hay gente que es lista. Luego hay gente que es sabia. Y por último, hay gente que es meramente inteligente. Son matices sutiles que nuestro lenguaje español, en su sabiduría, diferencia con bastante buen criterio. Porque no son lo mismo. El sobreintelectual brasante es alguien muy, muy inteligente, cierto. Y en algunos casos, incluso llegará a presentar una base cultural sólida de verdad, alejada del postureo intelectual vacuo. La gente que sabe de lo que habla de verdad, existe y todo. Nuestro sobreintelectual brasante no es un intelectual de palo, ni un cultureta ni un cuñado (de hecho, esos tipos son sus más acérrimos enemigos). Entonces ¿Cómo es posible que aún así, dé una apariencia pretenciosa e impostada? Pues porque el sobreintelectual brasante podrá ser inteligente a rabiar, pero en el fondo es bastante tonto ya que intenta compensar sus carencias en otros planos (sobre todo el social) a través de su inteligencia. No es que eso sea algo malo en sí mismo, que en esta vida cada cual echa mano de los recursos que la naturaleza le ha dado, si no que es malo por el hecho de que 1º) Recurrirá únicamente a su inteligencia y 2º) Que recurrirá a ella todo el santo rato, te guste o no, teniendo que dejar patente su dominio de absolutamente todo lo que se hable bajo el Sol. El sobreintelectual brasante guiará la conversación hacia aquellos campos o materias que él domine, para a continuación, lanzar una clase magistral y así demostrar de una vez por todas que él tiene razón en algo y el resto del mundo no. O mejor aún aún: que el tiene razón en todo y entiende de todo. Y el resto del mundo, pues eso: NO. Ellos consideran sus charlas una especie de kárate conversacional rayano en el bulling intelectual de sus interlocutores (u oponentes). Tener razón y demostrar dominancia intelectual (a falta de dominio social o carisma básico) se convierte pues, en el alfa y omega de su existencia, y pasará a debatir, rebatir y cuestionar todas y cada una de las posturas de quienes le rodean. ¿Qué dices, que la Tierra es redonda? ¡Eso está por verse, jovenzuelo! En un desatinado esfuerzo sobrecompensatorio, el sobreintelectual brasante creerá que si demuestra por enésima vez que tiene razón, las puertas del cielo (o las piernas de alguna) terminarán por abrirse, en una suerte de examen social definitivo. Pero claro, ese gran examen de aprobación social no va a llegar nunca, por lo que tarde o temprano seguirán buscando prestigio a través de su intelecto, pero de otras maneras: clases, coloquios, asesorías, o montando blogs en los que escribir sus paranoias que se llamen Salando Cartag... oh, mierda.

Hagan como que no han oído eso último, por favor se lo ruego. O mejor aún: Denme la razón y salgan corriendo de aquí. Será lo  mejor para ambos :p

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